Por Paul Gilbert and Hannah Gilbert. Compassionate Mind Foundation and Compassion Wellbeing, UK.
Actuar con compasión no sólo se trata sobre amabilidad, sino sobre el deseo de detener el sufrimiento. En este momento, debemos ser sabios y establecer un modelo para el futuro.
En tiempos de tragedia y trauma, necesitamos compasión para salir adelante. ¿Pero qué queremos decir con compasión? Es diferente de la bondad y la empatía, aunque son formas de ser compasivo. Nuestro trabajo clínico nos ha llevado a definir la compasión como la motivación para comprometerse con la angustia y el sufrimiento y trabajar para encontrar formas de aliviarlo y prevenirlo.
Así que, para construir una mente más compasiva, necesitamos primero construir el coraje suficiente para comprometerse con el dolor y el sufrimiento y, en segundo lugar, comprometernos a aprender la mejor manera de ayudarnos a lidiar con esto, y luego hacerlo.
Hay un nivel extraordinario de sufrimiento a nuestro alrededor, no sólo por el virus, sino también por las soluciones que estamos tomando para prevenir su propagación: la cuarentena , el cierre de escuelas y el cierre de muchos negocios. Esto ha llevado a la pérdida de empleos, al distanciamiento físico, al aumento del estrés familiar y al incremento de las tasas de violencia doméstica. Estos cambios nos afectan seriamente a nivel personal y social. La angustia de los demás también nos afecta. Ser compasivo significa reconocer que no estamos solos, sino que estamos unidos a otros que también se enfrentan o intentan trabajar con estas dificultades.
Debemos reconocer, también, que hay muchos tipos diferentes de emociones que surgen dentro de nosotros. Estas pueden incluir el sentimiento de ira por lo ocurrido, o la frustración por estar encerrados, la falta de preparación del gobierno a pesar de las advertencias médicas, y el historial de recortes en los servicios de salud. Podemos sentir miedo, ansiedad sobre nuestra salud, trabajos e ingresos, y tristeza por nuestras pérdidas y tragedias. Ayudará si podemos aceptar estas emociones y trabajar con ellas, en lugar de alejarlas o negarlas, lo que puede hacerlas abrumadoras y aumentar nuestra miseria.
Aquí es donde entra la compasión. Cuando somos compasivos con nosotros mismos, somos capaces de reconocer estas reacciones comprensibles, en lugar de apartarlas o dejar de sentir lo que es genuino en nuestro interior. Ser compasivo es aprender a tolerarlas, gestionarlas sin rumiarlas o amplificarlas. Sitios web como compassionatemind.co.uk , fundado por Paul Gilbert y compassionatewellbeing.com, dirigido por Hannah Gilbert, tienen muchos recursos prácticos, desde ejercicios de respiración y tareas de escritura de cartas compasivas hasta tareas de imágenes creativas, todas dirigidas a desarrollar el pensamiento compasivo.
A veces las personas pueden ser duras consigo mismas porque ven lo que, por ejemplo, hacen los trabajadores de la salud y se sienten inadecuados o «inútiles simplemente sentados en casa». Sentir la necesidad de hacer más y sentirse bloqueado, como un caballo atado desesperado por liberarse, es muy frustrante. Sin embargo, es importante no llevar la sensación de estar frustrado contra uno mismo. La auto-compasión requiere que tengamos en cuenta que la situación es frustrante, no nosotros.
Puede ser muy útil pensar en las motivaciones de nuestro comportamiento. Por ejemplo, estamos encerrados principalmente para proteger a los demás. Estamos trabajando (a menudo con valentía) para el beneficio de los demás. Así que en lugar de centrarnos en el miedo, o en sentirte molesto porque no puedes ayudar más, ten en cuenta las cosas maravillosas que la gente está haciendo en beneficio de la comunidad y cómo, si podemos mantener esto vivo después de esta crisis, ayudará a cambiar el mundo en el que vivimos. Si tiene miedo, recuerde que habrá muchos que querrán ayudarle y trabajar para su beneficio. Los humanos somos animales muy sociales, compartir el dolor y la pena es importante para que podamos soportarlos. Otros querrán ayudarte, así que déjalos.
Como especie, todos nos enfrentamos a los mismos problemas, no sólo con la pandemia actual, sino con el cambio climático y la gran desigualdad. Como la crisis del coronavirus ha demostrado, estos sólo pueden ser resueltos trabajando juntos. Nuestro dolor nos recuerda que nunca debemos olvidar lo que se puede lograr cuando nos orientamos compasivamente en beneficio de los demás con valor y sabiduría. Vivir para el beneficio de los demás cambiará el mundo; vivir sólo para nosotros mismos no lo hará.
Paul Gilbert es profesor de psicología clínica en la Universidad de Derby y fundador de la Compassionate Mind Foundation. Hannah Gilbert es psicoterapeuta y oficial de desarrollo de caridad de la fundación.
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